Saber escuchar es una de las habilidades más
importantes y más difíciles del proceso comunicativo. La escucha activa significa
escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del otro, es decir,
se refiere a la habilidad de escuchar no solo lo que la persona está expresando
directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que quiere
transmitir. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta
empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
Los elementos o las fases que facilitan la escucha
activa son la disposición psicológica, el análisis de mensajes verbales y no verbales,
retroalimentación al mensaje del emisor e inicio de las respuestas partiendo de
las expuestas por el interlocutor.
Para conseguir tener una escucha activa podemos
trabajar una serie de habilidades como mostrar empatía, parafrasear, tener
sentido del tiempo, resumir y emitir palabras de refuerzo o cumplidos.
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